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lunes, 21 de enero de 2013

Tengo un plan


Antes de comenzar a adiestrar una conducta determinada, es aconsejable diseñar un plan de entrenamiento que seguirá el siguiente esquema general.

-         Visualización y descripción de la conducta definitiva que pretendemos obtener.
-         Capturar (obtener) una conducta.
-         Reforzar esa conducta.
-         Modelar la conducta según los criterios deseados.
-         Asignar una señal para que se realice la conducta.
-         Afianzar la conducta añadiendo distracciones.

En mi opinión, el adiestramiento animal se compone de tres ingredientes principales, aunque sus proporciones dependen del enfoque que cada uno pretenda. Para mí, son los siguientes:

-         50% ciencia: conceptos como “refuerzo positivo”, “Principio de Premack”, “análisis del comportamiento aplicado”, “extinción”, “momentum conductual”, “refuerzos variables”, etc. son términos con los que la ciencia define y describe diversas situaciones que han sido estudiadas bajo su riguroso prisma, y que se ha demostrado empíricamente que funcionan cuando se aplican correctamente. En mi opinión, cuánta más importancia otorguemos a las técnicas científicas, menor posibilidad de improvisación tendremos, lo que conllevará una mayor comprensión y confianza en nuestra tarea. Este es el motivo por el que en este blog, como ya dije en su presentación, procuraré exponer los conceptos científicos que explican muchos de los comportamientos de nuestros animales.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Click Click ... Clicker

El clicker es, nada más y nada menos, una herramienta empleada para entrenar animales de toda especie, mejorando nuestro sistema de comunicación con ellos. No es una varita mágica que conseguirá que nuestros loros jueguen al baloncesto o canten villancicos. Es tan sólo una herramienta y como tal debemos aprender a utilizarla y a conocer cómo funciona. Podríamos usar un chasquido de nuestra lengua, una luz, un sonido diferenciado… no necesariamente un clicker, pero es importante que la herramienta que empleemos sea capaz de reproducir siempre la misma señal, lo que, unido a su pequeño tamaño,  reducido precio y facilidad de adquisición (en cualquier tienda de animales lo encontraremos) convierten a este pequeño utensilio en una herramienta muy eficaz. Por cierto, al contrario de lo que mucha gente cree, fue desarrollado por Keller y Marian Breland hace más de 60 años y no por Karen Pryor (si bien la autora del extraordinario libro, de obligada lectura, Don´t shoot the dog ha divulgado y popularizado su uso).
                  
                                                                        Ilustración de Kevin Brockbank