If you want to visit the English version of this blog, please click here.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Bienvenidos


Mi nombre es Eduardo y, echando la vista atrás, no recuerdo ningún momento de mi vida en el que no haya
disfrutado de la compañía de diversos animales:





Primero tuve una perra sin raza conocida, que me acompañó durante catorce años. Fue mi primer animal y nunca la olvidaré.

Después tuve un lori (Trichoglossus haematodus) rescatado de una tienda de animales en la que le alimentaban con pipas y le mantenían en la trastienda, alejado de la luz y el escaparate para que los clientes no vieran su pésimo aspecto debido al problema de picaje que padecía. Por aquél entonces Internet estaba en sus comienzos y tuve que recurrir al personal del Zoológico de Madrid para encontrar información adecuada sobre la especie. Así, comencé a alimentarle con papillas de frutas y cereales para bebés y zumos, y logré que recuperara algo de pluma y se me subiera a la mano, hasta que tres años después falleció.

Posteriormente tuve una perra Boxer, a la que adiestré extensamente y con la que mantuve un vínculo imposible de describir con palabras. Lamentablemente, y tras un largo año de tratamiento de quimioterapia en la Facultad de Veterinaria de la UCM, sucumbió a un linfoma incurable.

Luego vino un entrañable conejo enano de raza Belier que nos acompañó durante tres años, seguido de una ninfa (Nymphicus hollandicus) papillera que falleció por causa desconocida a la temprana edad de 4 años. Ella me enseñó lo inteligentes y especiales que pueden llegar a ser las aves. Le enseñé a hablar con claridad y a que volara a mi mano a la orden, además de diversos trucos. Era una animal muy dócil y cariñoso.

Actualmente, comparto mi vida con dos bulldog francés, varias carpas doradas de estanque, una grupo de peces disco, y, el más mayor de todos ellos, un Yaco (Psitaccus erithacus) de casi siete años que mantengo desde que nació.

La inteligencia y belleza animal siempre me ha fascinado, además de otros valores como la lealtad inquebrantable que encuentro en ellos. La especialísima relación que mantuve con mi maravillosa boxer, en parte debida al estrecho vínculo que desarrollamos gracias al adiestramiento, despertó en mí un gran entusiasmo por el campo del comportamiento animal, que actualmente intento saciar con el entrenamiento de Rufo, mi querido Yaco (cuya imagen preside esta página).

Durante todo este tiempo, toda mi vida en realidad, muchos han sido los libros sobre la materia que he devorado, muchos los especialistas con los que he tratado y conversado (en particular Ana, Andrés, Gemma, Pilar y Julián) y muchísima la gente a la que siempre estaré agradecido por ayudarme a ampliar y mejorar mis conocimientos sobre el comportamiento animal, y en particular sobre esos fascinantes animales que son las psitácidas.

Con este blog no pretendo más que dar a conocer a más gente aún lo fascinantes que pueden llegar a ser estas aves, las peculiaridades de su comportamiento, pero también el enorme compromiso y dificultad que requieren para su adecuado mantenimiento, para lo que recurriré con frecuencia a la ciencia (psicología y etología especialmente), intentando unificar mis experiencias y conocimientos en un lugar que espero sirva para ayudaros en el manejo y adiestramiento de vuestros compañeros emplumados.

Desde el convencimiento de que al comprender por qué suceden las conductas a todos nos será más sencillo proporcionar un mejor entorno a nuestras mascotas, y con ello mejorar enormemente  nuestra relación con ellas, mi intención es combinar artículos teóricos con ejercicios prácticos, ayudándome de videos y fotografías, para así ayudar a difundir la ciencia que se esconde detrás del arte del adiestramiento, entendiendo éste como la forma de intentar entender, predecir e influenciar las conductas de nuestros animales, de tal modo que nuestra convivencia se vea mejorada de forma amena y positiva.

Gracias por estar ahí.


Un saludo a todos!

2 comentarios:

  1. también me encantan los perros y los loros, tengo 2 adoptados (un guaro y una rosella, sus dueños no aguantaban los berridos... ademas solo comían pipas y vivían en jaulas de campana) me alegra de veras que compartas información para evitar esto. También un perico barrado (comprado) que ni es silencioso ni tímido.
    Saludos

    ResponderEliminar

Agradezco que dejes tu opinión en este blog.